El pasado fin de semana, el circuito deslizante de Montmeló se transformó en el epicentro del Yamadori Drift, un evento cerrado al público que reunió a un grupo selecto de pilotos y entusiastas del derrape. Lejos de los grandes espectáculos y las gradas llenas, esta primera promoción de Yamadori apostó por algo más íntimo: una jornada dedicada al arte del drift en su forma más pura, bajo el lema que lo resume todo — make drift great again. Aunque esta edición fue a puerta cerrada, la organización ya sueña con abrir las próximas al público y compartir esa
esencia con más amantes del motor.
Durante el fin de semana, la pista se llenó del rugido de los motores y del olor a neumático quemado flotando en el aire. Sin distracciones, solo los coches y el asfalto, cada derrape se convirtió en una conversación entre máquina y piloto, un ejercicio de precisión y adrenalina que hacía olvidar el tiempo. Yamadori fue más que un evento: fue una declaración de amor al drift auténtico, ese que se vive desde adentro, entre compañeros que comparten la misma pasión por deslizar.
Estaremos participando en las siguientes promociones con más ganas, listos para batallar por el Best Entry Challenge.
Ojalá iniciativas como esta inspiren más pruebas y exhibiciones de drift en Baleares, especialmente en Ibiza. Sería increíble ver nacer pequeños slalom o tandas durante las fiestas de los pueblos, donde el motor y la afición se mezclen con el ambiente festivo de la isla. Porque el drift también puede formar parte de nuestra cultura local.
Crónica de D. Vázquez
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