COMENTARIO:
La tarde otoñal en el Municipal del Secar no trajo las noticias esperadas para los locales. La Unión, que hasta ahora se mantenía invicta en el inicio liguero, cosechó su primera derrota de la temporada tras caer por 0-1 ante un Xilvar que supo rentabilizar al máximo el tanto conseguido en el minuto 16 por Gabriel Seguí.
El encuentro arrancó con intensidad, aunque fueron los visitantes quienes lograron adelantarse pronto en el marcador. Un error en la salida de balón de los locales permitió a Seguí plantarse en posición franca y definir con contundencia, colocando el 0-1 que terminaría siendo definitivo. Este golpe temprano obligaba a La Unión a remar contracorriente, pero la reacción nunca llegó con claridad.
El Xilvar, que ya partía con bajas importantes, sufrió un contratiempo extra antes del cuarto de hora con dos lesiones que obligaron al técnico Julio García Massanet a mover ficha desde muy pronto. A pesar de ello, el bloque visitante se mantuvo sólido y solidario en defensa, sin perder el orden ni el rigor táctico.
La Unión, por su parte, no encontró fluidez en el juego. Las primeras sustituciones llegaron muy rápido: Manuel Serra y Guillem Crespí dejaron su lugar a David Pereira y David Zamora en apenas diez minutos, lo que evidenció la necesidad de reajustar un equipo que nunca terminó de sentirse cómodo sobre el césped.
El partido, sin embargo, no estuvo exento de polémica y tensión. El Xilvar sufrió dos expulsiones claras, ambas bien señaladas por el colegiado Sergio Llofríu, que dejaron al conjunto de Selva con nueve jugadores durante más de media hora. Era la gran oportunidad para La Unión de volcarse al ataque, pero el equipo dirigido por Llorenç Julià mostró una preocupante inoperancia ofensiva.
Ni los cambios en la segunda mitad —con las entradas de Barrios, Frau o Burguera— lograron desbloquear a un conjunto palmesano plano en ideas, con dificultades para generar peligro real sobre la portería de Andrés Caballol. El portero visitante apenas tuvo que intervenir en acciones puntuales, mientras su defensa despejaba con seguridad los intentos locales.
El Xilvar, por el contrario, se replegó con orden y buscó alargar las posesiones cada vez que podía, consciente de que el tiempo jugaba a su favor. Incluso con nueve futbolistas, mostró un carácter competitivo admirable, multiplicándose en cada acción y defendiendo el gol de Seguí como un auténtico tesoro.
El pitido final certificó un golpe duro para La Unión, que no supo aprovechar las circunstancias favorables y desperdició una ocasión idónea para sumar de a tres. La derrota los obliga a reflexionar sobre su falta de contundencia y creatividad en ataque, especialmente ante rivales en inferioridad.
Por el contrario, el Xilvar celebró tres puntos de oro, trabajados con esfuerzo, sacrificio y disciplina táctica. Una victoria que les permite ganar confianza en un campeonato largo, y que reafirma la importancia de creer y competir hasta el último minuto, sin importar las dificultades.
En resumen, palo para La Unión, que deberá reaccionar rápido si quiere mantenerse en la parte alta, y alegría inmensa para un Xilvar que, con fe y carácter, logró una victoria que vale mucho más que los tres puntos.
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