En la jornada 35 del campeonato, el enfrentamiento entre el Algaida B y el CDA Llubí no tenía implicaciones clasificatorias de peso, pero sí una carga emocional que trascendía el resultado. El Llubí, con su racha intacta como bandera, buscaba consolidar sensaciones positivas y reafirmarse como un equipo con hambre de algo más que rutina. Por su parte, el Algaida vivió una tarde que quedará grabada en la memoria del club y de su gente.
El foco no estuvo solo en el balón, sino en una escena digna de cuento: Alberto Juan Palou Roca, leyenda viva del Algaida, saltó al campo a sus 51 años para compartir minutos oficiales con sus tres hijos. Un homenaje al fútbol de raíz, al sentimiento de pertenencia, al amor por el escudo.
El encuentro fue disputado, noble y con ritmo. El Llubí mostró solidez, oficio y convicción, mientras el Algaida equilibró el compromiso competitivo con el gesto humano. Más allá del marcador, ganó el fútbol. Porque hay días donde el resultado no está en el acta, sino en los corazones. Y este miércoles, en Algaida, el fútbol sonrió.